El origen de esta guarnición se remonta al año 1700 y su nombre deriva de Hasselbacken, el restaurante de Estocolmo que las servía en su menú. Se convirtió primero en una de las preparaciones con patata más famosas entre la gente de Estocolmo y Suecia, para luego extenderse a muchos hogares y restaurantes de todo el mundo.
La popularidad del plato a menudo se atribuye al relleno que puede ponerse entre las láminas. Las patatas Hasselback admiten muchos tipos de condimentación, especias como el romero, orégano o el tomillo, solas con un poco de mantequilla, con ajo o distintos tipos de queso en el interior de la patata.
Preparación de estas patatas al horno
- Elegimos unas patatas que sean buenas para este tipo de receta. Para asar al horno, hacer patatas “panaderas” o para acompañar a asados son excelentes las variedades harinosas, que pierden su textura y quedan blandas, pero sin deshacerse. Os recomiendo una patata gallega (Kennebec) o de la variedad Spunta. Debemos elegir patatas medianas que sean del mismo tamaño aproximadamente, de esta forma se hacen todas a la vez y no queda ninguna cruda por dentro.
- Las lavamos debajo del grifo y las cepillamos para eliminar cualquier resto de tierra. Las secamos muy bien con un paño de algodón o papel de cocina.
- Tenemos que hacer rodajas pero sin atravesar del todo la patata para que ninguna se suelte. Podemos hacerlo de varias maneras:
- La primera sería atravesando la patata con una brocheta, justo por la base, y con un cuchillo muy afilado vamos haciendo las láminas hasta que el cuchillo choque con la brocheta. Esta nos impide partir del todo la patata y que se separe, pues actúa como tope.
- En la segunda vamos a emplear unos palillos chinos de madera. En la tabla de cortar ponemos la patata y dos palillos chinos a cada lado de la misma. De esta forma no terminaremos de hacer el corte a la patata totalmente ya que el cuchillo se frena con los palillos.
- La tercera y más sencilla sería cortar las patatas en rodajas finas encima de una cuchara de madera grande y curvada. El borde curvo de la cuchara actuará como tope. Y recordad que siempre se puede volver atrás y cortar las rodajas de un poco más abajo si fuera necesario.
- Las
láminas deben ser de 4 a 6 milímetros de grosor y deben hacerse a lo
ancho, no a lo largo. Podéis ver cómo son por la fotos del paso a paso.
Pelamos los ajos y cortamos en láminas muy finitas. Insertamos una porción delgada de ajo entre las láminas de patata, no tienen que ir en todas, podemos poner el ajo cada 3. Esto hará que las rodajas de la patata se queden abiertas y circulará el aire entre las aberturas, además de aportar un montón de sabor al tostarse el ajo. - Otra opción sería hacer un majado. En un mortero machacamos el ajo, junto con la sal, pimienta negra recién molida, tus especias preferidas (el orégano le va muy bien) y un poquito de guindilla (opcional). Cuando esté todo muy bien majado, añadimos dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra y mezclamos bien. Este majado sería para sustituir por la láminas de ajo entre la patata y se añadiría por encima antes de hornear.
- Precalentamos el horno durante 10 minutos a 200º C.
- Colocamos
las patatas en una bandeja y salpimentamos al gusto. Ponemos un poco de
mantequilla encima de cada una o el majado que hemos preparado (las dos
cosas a la vez no, sabría demasiado a ajo).
- Horneamos en la
bandeja del medio con calor arriba-abajo y aire a unos 160º C. Durante
unos 35 minutos sin son medianas y 45 minutos si son grandes, iremos
comprobando si están hechas con un tenedor. Es importante que no se
quemen, si vemos que se empiezan a churruscar las cubrimos con un poco
de papel de aluminio.